Una tragedia futbolística en su país, impulsó a un pequeño jugador a convertirse en el más grande de todos los tiempos.
En 1950, Brasil lloró la insospechada derrota ante Uruguay en el último partido del torneo realizado en su propia casa. La decepción los llevó incluso a cambiar el color de su camiseta, pero ocho años después, a Suecia llegaron con un as bajo la manga. Edison, el hijo de un futbolista con poca fortuna de un humilde equipo de segunda división y bautizado en honor al inventor norteamericano, le prometió a su padre que él entrenaría muy duro para llegar a ser en el mejor del mundo. Convertido en Pele, el niño de 17 años se dispuso a cumplir la promesa que le hizo a padre en las legendarias tierras de los vikingos. El mundo entero estaba por atestiguar, el Nacimiento del Rey.